El sueño en que uno se encuentra perseguido o atacado -que incluye, a menudo, la sensación de estar irremediablemente adherido el suelo- es común a todas las sociedades. En los Estados Unidos, las investigaciones indican que el tema ataque-persecución define a uno de los dos más comunes sueños de ansiedad que se presentan en grupos tan diversos como estudiantes universitarios, reclusos o reclutas del ejército. Al igual que con los sueños de caída, los de persecución son una metáfora onírica de la inseguridad.
La tradición psicoanalítica sugiere que estos sueños expresan dos ansiedades subconscientes fundamentalmente diversas: en el caso de los sueños de caída, el temor de la pérdida de afectos; en el de los de ataque-persecución, el miedo a la castración o -para las soñantes mujeres- el de ataque sexual. Otra interpretación sostiene que la mujer que se ve perseguida en sueños está expresando su deseo de ser cortejada.
Estas interpretaciones abarcan desde el simple temor de verse atacado por un cocodrilo hasta infinitas sutiles fantasías en las que el perseguidor representa algún aspecto no resuelto en la vida o la personalidad del sonante.
Existen varias preguntas que los soñantes pueden hacerse a sí mismos para interpretar sus sueños de persecución: ¿Hay circunstancias que me aprisionan? ¿Estoy sufriendo la agresión de alguien? ¿Me encuentro en una situación que amanece hacerme perder el control de mí mismo?
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